¿Partido en todo lo alto? Desgraciadamente no fue el partido el que a la postre dio para una encendida crónica sino la actitud cerril y barriobajera de algunos "aficionados" muy concretos. Pero seamos consecuentes y empecemos por el principio.
El partido tenía todos los ingredientes que puede tener un encuentro importantísimo de segunda autonómica para ser atractivo. Primero contra segundo, se decidía la primera plaza, los dos equipos más en forma del grupo B, la revancha (ya que Tacoronte venció en la ida), numeroso público, dos gallitos frente a frente y todo lo que el lector entendido quiera añadir. Pero el encuentro solo respondió en intensidad. Desde el principio A.Tegueste sabía lo que hacía y a que jugaba. Tacoronte parecía responder a la consigna de hacer lo que A.Tegueste hiciera. Y doy fe que así se desarrolló el encuentro mientras se pudo. Primer y segundo cuartos porque la igualdad era la que el marcador decía: Empate a 31. El tercer cuarto fue el de la ruptura, A.Tegueste se fue de forma clara y Tacoronte no pudo hacer nada. El último cuarto significó un paseo de confirmación luego de llegar a 20 puntos de diferencia, para finalizar con 11 arriba a favor de los que habían sabido jugar este partido concreto. A.Tegueste tiró de banquillo y movió peones. No fueron los habituales los responsables del desaguisado. Todos arrimaron el hombro, cada uno en su especialidad: Rebote, tiro exterior, contraataque, media distancia, jugadas, movimientos tácticos, etc. Tacoronte solo tenía claro que de tres en tres se suma más y en ello emplearon sus segundos de cada ataque. No tuvieron paciencia, no hicieron nada distinto a tirar y protestar. No usaron la altura, no había velocidad, no había especialidad, todos eran triplistas.
En fin que A.Tegueste se llevó el partido meritoriamente y la primera plaza, que no es poco, demostrando que los dos accidentes de la primera vuelta fueron dos contratiempos anormales en su trayectoria aunque necesarios para apretar, entrenar y mejorar. Y ahora mismo la final a cuatro ¿Dónde?
ENTRADA.- Mucho público que se quedó luego de acabado el partido EBA que se disputó con anterioridad. Unos 150 espectadores muy ruidosos y algunos muy mal educados.
ÁRBITROS.- No influyeron en el resultado. Bien en líneas generales. Señalaron solo una técnica al banquillo tacorontero, pero tuvieron que lidiar, por momentos, un verdadero “toro bravo”.
INCIDENTES.- Desagradables. Tacoronte primero de grupo, el partido en marcha y cinco o seis indeseables venga a gritar improperios a árbitros y entrenador contrario. Pero nada de en momentos determinados... ¡Todo el encuentro! Algunas chicas jóvenes, un par de talluditos y el padre de un jugador local. Increible. Armados de bocinas e insultos nos dieron la murga a todos cuarto a cuarto. Pero lo peor estaba por llegar. Cuando todos salíamos con el partido finalizado, un "bobo", no tiene otro nombre, no se le ocurre otra cosa más que ponerle en la oreja de un árbitro la bocina de gas que aturde a cualquiera, y a pesar de que hubo quien le recriminó, siguió a sus anchas un buen rato desentendiéndose del mal que le pudiese hacer y de la opinión contraria tanto del propio árbitro como de aficionados cercanos. Lamentable. Como lamentable fue la actitud de esos mismos insultadores, ya finalizado el partido, que no atendían a razones cuando más de uno les hizo ver que su educación brillaba por su ausencia. Menos mal que dos no riñen cuando uno no quiere porque se pudo armar la de padre y señor mío. No saber perder es una cosa mala… Pero ser grosero, mal educado y agredir verbalmente y con la bocina al árbitro finalizado el encuentro es de indeseables que necesitan que alguien les enseñe un poquito de URBANIDAD.
El partido tenía todos los ingredientes que puede tener un encuentro importantísimo de segunda autonómica para ser atractivo. Primero contra segundo, se decidía la primera plaza, los dos equipos más en forma del grupo B, la revancha (ya que Tacoronte venció en la ida), numeroso público, dos gallitos frente a frente y todo lo que el lector entendido quiera añadir. Pero el encuentro solo respondió en intensidad. Desde el principio A.Tegueste sabía lo que hacía y a que jugaba. Tacoronte parecía responder a la consigna de hacer lo que A.Tegueste hiciera. Y doy fe que así se desarrolló el encuentro mientras se pudo. Primer y segundo cuartos porque la igualdad era la que el marcador decía: Empate a 31. El tercer cuarto fue el de la ruptura, A.Tegueste se fue de forma clara y Tacoronte no pudo hacer nada. El último cuarto significó un paseo de confirmación luego de llegar a 20 puntos de diferencia, para finalizar con 11 arriba a favor de los que habían sabido jugar este partido concreto. A.Tegueste tiró de banquillo y movió peones. No fueron los habituales los responsables del desaguisado. Todos arrimaron el hombro, cada uno en su especialidad: Rebote, tiro exterior, contraataque, media distancia, jugadas, movimientos tácticos, etc. Tacoronte solo tenía claro que de tres en tres se suma más y en ello emplearon sus segundos de cada ataque. No tuvieron paciencia, no hicieron nada distinto a tirar y protestar. No usaron la altura, no había velocidad, no había especialidad, todos eran triplistas.
En fin que A.Tegueste se llevó el partido meritoriamente y la primera plaza, que no es poco, demostrando que los dos accidentes de la primera vuelta fueron dos contratiempos anormales en su trayectoria aunque necesarios para apretar, entrenar y mejorar. Y ahora mismo la final a cuatro ¿Dónde?
ENTRADA.- Mucho público que se quedó luego de acabado el partido EBA que se disputó con anterioridad. Unos 150 espectadores muy ruidosos y algunos muy mal educados.
ÁRBITROS.- No influyeron en el resultado. Bien en líneas generales. Señalaron solo una técnica al banquillo tacorontero, pero tuvieron que lidiar, por momentos, un verdadero “toro bravo”.
INCIDENTES.- Desagradables. Tacoronte primero de grupo, el partido en marcha y cinco o seis indeseables venga a gritar improperios a árbitros y entrenador contrario. Pero nada de en momentos determinados... ¡Todo el encuentro! Algunas chicas jóvenes, un par de talluditos y el padre de un jugador local. Increible. Armados de bocinas e insultos nos dieron la murga a todos cuarto a cuarto. Pero lo peor estaba por llegar. Cuando todos salíamos con el partido finalizado, un "bobo", no tiene otro nombre, no se le ocurre otra cosa más que ponerle en la oreja de un árbitro la bocina de gas que aturde a cualquiera, y a pesar de que hubo quien le recriminó, siguió a sus anchas un buen rato desentendiéndose del mal que le pudiese hacer y de la opinión contraria tanto del propio árbitro como de aficionados cercanos. Lamentable. Como lamentable fue la actitud de esos mismos insultadores, ya finalizado el partido, que no atendían a razones cuando más de uno les hizo ver que su educación brillaba por su ausencia. Menos mal que dos no riñen cuando uno no quiere porque se pudo armar la de padre y señor mío. No saber perder es una cosa mala… Pero ser grosero, mal educado y agredir verbalmente y con la bocina al árbitro finalizado el encuentro es de indeseables que necesitan que alguien les enseñe un poquito de URBANIDAD.
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